Isla Blanca, devastación ambiental

Por Nicolás Durán


 

Al norte de Cancún, luego de Punta Sam y siguiendo la línea costera, está Isla Blanca. En esta franja ubicada en la zona continental de Isla Mujeres, en los próximos quince años se planea edificar unos 27 mil cuartos de hotel; el gobierno y los empresarios esperan hacer un “nuevo Cancún” y lo será tanto por su tamaño, como porque se cometen ahí los mismos yerros ambientales que cuando se construyó el principal destino turístico de México.

A ciencia y paciencia de las autoridades ambientales, a simple vista destacan las grandes moles de concreto en la duna costera, espacio otrora ocupado por el mangle. Los enormes conjuntos, a los que se dotara de servicios con una velocidad inusitada, tienen apellidos ilustres: Hank Rhon, Hernández (Roberto, el que fuera dueño de Banamex) y, desde luego los españoles Escarrer Juliá, de la cadena Meliá, y Riu Güell, de Riu Hoteles.

El atentado contra esta franja costera no tiene paralelo alguno. El pasado abril Aracely Domínguez, del Grupo Ecologista del Mayab, acusó que se está acabando con la naturaleza, nuestra principal oferta turística”. Cabe recordar que Alfredo Arellano, al inicio de su gestión como secretario de ecología, dijo que al turismo estatal le menguaba capacidad la falta de un adecuado manejo del medio ambiente. A dos años la mengua persiste.

Pese a las alertas de ambientalistas y los mea culpa oficiales, el desastre continúa y no hay visos de que el atentado vaya a ser detenido, que “poderoso caballero es don Dinero”, dijera Quevedo. En nota de actualidad, el reportero Salvador Canto informa que la cadena Meliá está rellenando con material pétreo un amplio tramo de playa en Isla Blanca para dotar al hotel Paradisus Playa Mujeres, de una artificiosa “alberca natural”.

A ciencia y paciencia de las autoridades, como se dijo, el atentado continúa.

Para Notifórmula AM comentó para ustedes Nicolás Durán de la Sierra.

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