Crecimiento urbano y químicos, una amenaza para la apicultura
Entre 2017 y el año pasado se perdió 17 por ciento de colmenas, y los más afectados han sido los apicultores de la Península de Yucatán, en su mayoría indígenas mayas, que el año pasado perdieron sus abejas y patrimonio en un ejido del municipio de José maría Morelos debido a una fumigación con fipronil.
La tragedia habría influido para que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decretara el año pasado el 20 de mayo como Día Internacional de las Abejas.
Este #DíaMundialDeLaAbeja, recordamos esta historia: En Yucatán, la apicultura es una tradición que ha sobrevivido.
Hoy se ve amenazada por el uso de agroquímicos, que están acabando con las abejas.
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en los últimos cuatros años se han perdido en México mil 600 millones de abejas, fenómeno que los expertos califican como “apocalíptico”, porque, aunque no es la única especie en riesgo, si es una de las más importantes: son polinizadoras predominantes en casi todos los ecosistemas.
La abeja, una especie muchas veces incomprendida y que causa temor infundado, muere por el crecimiento de las ciudades, por el uso indiscriminado de agroquímicos y la siembra ilegal de transgénicos.
El declive mundial en las poblaciones del insecto supone una seria amenaza para una gran variedad de plantas críticas para el bienestar humano y los medios de vida, destacó por su parte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Otra grave amenaza es el cambio climático, acompañado de sequías prolongadas, escasez de agua y deforestación. Se calcula que anualmente se pierden 60 mil hectáreas de selva, lo que reduce el área de recolección de polen y néctar.
El neoticonicoide fipronil es un químico altamente tóxico para los insectos. El Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS) denunció en un comunicado que en el país se venden 183 ingredientes activos para elaborar plaguicidas altamente peligrosos, pese a estar prohibidos en otros países.
De acuerdo al organismo defensor del ambiente, en el uso de plaguicidas tóxicos hay complacencia o colusión de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), lo que ha provocado pérdida de colmenas.
En ese sentido, y en el marco del Día Internacional de las Abejas, el CCMSS llamó a retirar los plaguicidas y agroquímicos altamente peligrosos por su elevada toxicidad para la salud, su impacto al ambiente y en la producción de miel.
Los apicultores de la Península, en su mayoría indígenas mayas, han visto severamente afectados sus medios de vida por la pérdida de colmenas debido a la deforestación para monocultivos como la soya, el crecimiento urbano, los megaproyectos energéticos y de infraestructura. En la región se produce 90 por ciento de la miel del país.
Apenas en 2018, en el municipio de José María Morelos, decenas de familias de la localidad de Candelaria perdieron su patrimonio por una fumigación realizada con fipronil en campos agrícolas cercanos a los apiarios. Un caso similar ocurrió en el ejido Dzonot Carretero, en el municipio de Tizimín, Yucatán, sin que los apicultores hayan sido indemnizados.
En México hay un padrón de 43 mil apicultores en las 32 entidades, con cerca de dos millones de colmenas y una disponibilidad per cápita de apenas 210 gramos de miel, cuando en Europa asciende a más de un kilogramo. Los estados con mayor producción son Yucatán (ocho mil 573 toneladas), Campeche (seis mil 474), Jalisco (cinco mil 705 toneladas), Chiapas (cinco mil 254) y Veracruz (cuatro mil 638 toneladas).