Por Rubén Olmos
La situación en Venezuela es critica y con grandes repercusiones regionales y globales -sobre todo por su influencia en los precios del petróleo como un miembro clave de la OPEC-.
Al Presidente Maduro se le ha acabado su tiempo. Es hora de retirarse después del caos en el que ha sumido a su país. La pobreza es rampante, la violencia descarada, el desabasto de alimentos y medicinas esta matando a su pueblo. Venezuela que hasta hace algunos años se consideraba uno de los países mas ricos del mundo derivado de su inmensa riqueza petrolera, es hoy una nación sumida en el caos en medio de un desastre económico en donde la inflación alcanza ya los tres dígitos.
Maduro heredo de Chávez una base popular y un ejercito sólidos, hoy ambos frentes están hartos del autoritarismo, el mal gobierno y la violencia política.
Las actuales repercusiones de esa crisis alcanzan a Rusia, China y Cuba que son los únicos aliados que le quedan a Maduro. Y no es poca cosa. Rusia tiene fuertes intereses geopolíticos en Venezuela, China por su parte siente que esta relación le es útil en lo económico y en lo político. Cuba por su parte vive del petróleo que le abastece Maduro a cambio de manejar la seguridad la inteligencia y el sistema de salud venezolanos.
Por su parte Estados Unidos se debate en los pasos a seguir, este es quizá el único tema de política publica y estrategia hacia el exterior que ha unido a Demócratas y Republicanos. Por un lado esta la influencia que ejerce el Partido Republicano sobre todo el ala radical que representan los Senadores Rubio y Scott de Florida quienes juntos con el Director de Seguridad Nacional John Bolton buscan un cambio de régimen en Cuba, Nicaragua y Venezuela a quienes han bautizado el eje del mal.
Tenemos también el rol que esta jugando Colombia y Brasil que juntos con Estados Unidos viven de cerca las repercusiones inmediatas y futuras de un cambio de régimen.
Por último viene nuestro país. México ha perdido interlocución con Estados Unidos y otros países de la región por su posición de “no intervención” que ha planteado AMLO como eje rector de su política exterior. Una lastima. En este sentido quiero pensar que si hay algo en lo que no concuerda el Canciller Ebrard con su jefe es la manera como Mexico ha estado actuando sobre este tema. Pero como buen soldado, ejecuta y se queda callado.
Me aventuraría a decir que va a pasar con el Gobierno de Guaido, mis reservas y la de muchos analistas es que el derramamiento de sangre y una intervención militar serian garrafales. Que hacer entonces??
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